Nuevos espacios para un nuevo concepto institucional
La situación carcelaria argentina en la actualidad se presenta de forma compleja. Su población ha aumentado en los últimos años de una manera alarmante provocando que la infraestructura se haya vuelto insuficiente. Esta situación ha dejado en evidencia un obsoleto equipamiento penitenciario que no puede responder a las necesidades provocando situaciones indignas para los alojados en las dependencias, acrecentando el trato inhumano comprobado en las cárceles tanto argentinas como latinoaméricanas.
Frente a esta situación crítica han comenzado a trabajar los organismos de Derechos Humanos Internacionales, logrando que se hayan implementado en varios países una reforma en la Ley de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad. En el caso específico de Nuestro país se trata de la ley 24.660 basada en una nueva forma de establecer la pena sobre los individuos.La ley establece que el individuo para ser resocializado debidamente debe ir avanzando paso a paso hacia su completa libertad y por esta razón propone diferentes grados de restricciones que deben ser cumplidos y a su vez supervisados en su totalidad. Estamos hablando de los periodos de observación, de tratamiento, de prueba y por último la que compete a la libertad condicional. Es así que de un espacio cerrado (observación y tratamiento) el condenado pasará a un establecimiento abierto basado en el principio de la autodisciplina (periodo de prueba). Este “traspaso” se realizara cuando las autoridades junto a los profesionales competentes que atienden cada caso lo decidan.
Consideramos que la implementación de estos espacios son sin duda esenciales para conseguir la resocialización buscada, ya que en esta etapa el condenado vivirá de una manera similar a la vida fuera de la cárcel con la diferencia que no estará beneficiado con la plena libertad de sus acciones, es decir que será minimamente controlado. De esta manera se lo ira guiando en el aprendizaje de diferentes oficios, recibirá educación y se le otorgaran diferentes terapias.
En la Argentina el cumplimiento de esta ley se da en forma diversa, si bien casi no existen establecimientos penitenciarios abiertos creados específicamente para este fin salvo en las provincias de La Pampa y Mendoza que aparecen como excepciones, el sistema abierto que comprende el periodo de prueba se implementa en los mismos viejos edificios donde se cumplen los primeros periodos de la pena o bien se refuncionalizan edificios en desuso sin las condiciones apropiadas para el cumplimiento de las necesidades. Observamos que en nuestro país hay importantes falencias en los diferentes niveles de establ
ecimientos públicos, razón por la cual se dificulta aún más la financiación por parte del gobierno hacia la infraestructura carcelaria ya que forma parte de un tema especial que se encuentra más que nada relegado por las características de los usuarios. A la hora de decidir la inversión en una obra pública, el estado pone en la balanza las necesidades de la sociedad común y es así como la creación de penitenciarias queda ultima en la agenda.Es un problema que presenta gran complejidad ya que no es sólo una voluntad política, sino también implica una toma de conciencia por parte de la sociedad del verdadero problema que trae aparejado el trato inhumano que reciben los presos por falta de inversión y de la imposibilidad de respetar la nueva penalogía.
Entendemos que desde la arquitectura podemos contribuir a la gestación de espacios apropiados para darle al individuo el medio a través del cual pueda retornar a la sociedad. Nuestra investigación trata de ensayar una nueva tipología que dignifique las actividades penitenciarias mejorando el marco físico de la reclusión dando soluciones para establecer un nuevo modelo institucional.
